El Arca de Noé Behemot y Leviatán



Las escrituras muestran que posterior a la creación Adán fue puesto en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Después, cuando fue desterrado Jehová lo sacó del huerto del Edén para que labrase la tierra de la que fue tomado. ¿Cómo podía un hombre labrar la tierra en el Jardín de Edén y después fuera de él si no llovía? Tal vez los eruditos expliquen que utilizaba el agua de los ríos existentes; sin embargo, tratándose del diluvio que acaeció después del destierro de Adán y Eva, debemos entender si fuera posible que en el Edén no llovía, sin embargo, en el instante preciso en que el hombre participó del fruto del bien y del mal, con su expulsión consiguiente, pasó a ser un hombre mortal; en consecuencia, todas las cosas cambiaron en la tierra y se transformaron al igual que Adán y Eva, haciéndose diferentes a la condición en la que se encontraban en el Jardín de Edén.
De otro modo, ¿cómo podría Noé persuadir a cambiar sus vidas a la gente con el efecto de algo que ellos nunca habían visto? Por ende, se puede asegurar de que existía, el día, la noche, el agua, luz, sol y las estaciones tal como se menciona en génesis; consecuentemente, también las lluvias, pues toda la naturaleza al igual que Adán y Eva, se encontraba en condiciones apropiadas para desarrollarse de acuerdo con su creación y obedeciendo el mandato del creador, se necesitaba de la lluvia para la germinación de las semillas y creciera vegetación. 
Sin embargo, durante la búsqueda anhelada, a menudo nos perdemos en la bruma inescrutable del tiempo y se presentan los grandes enigmas difíciles de responder, no obstante, teniendo el deseo sincero de recibir una respuesta confiable a ellas, demandamos de toda fuente de información, investigamos en las enciclopedias existentes y al no encontrar nada, sentimos imposibilidad en aquel momento  al ver que los recursos de investigación se acaban, pensamos que finalizaron, pero en nuestra frustración natural, generalmente ignoramos la razón universal “siempre, tarde o temprano habrá una fuente de inspiración donde encontrar la respuesta” En este libro entre otras cosas interesantes podemos encontrar un poco más de ayuda para entender el Diluvio Universal y aprender acerca del significado de las dos bestias del mal, Behemot y Leviatán.

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Aluxob

A la caza de un Alux


Después de unos minutos dentro del extraño ambiente que para nosotros fueron siglos, se acercó la cubana Colasa.
Al caminar se contoneaba y pasaba su mano con gracia sobre el negro, corto y
ensortijado cabello que traía arreglado con minúsculas trenzas que brillaban de tanta vaselina y remataban en unos pequeños huesos y moños de color rojo, realzando así su aspecto de pitonisa.
Excitada por el esfuerzo que hacia al llevar a cabo su trabajo, de su morena y amplia frente le escurrían gruesas gotas de sudor; en aquel momento sin avisar, nos roció con una loción verde y olorosa.
Nos indicó que entráramos a una
habitación adornada con policromos cortinajes, en los quicios colgaban algunas cabezas de ajo y unos ramos de hierbas, en el centro del cuarto había un viejo y destartalado anafe de lámina que tenía algo que ardía y echaba un sahumerio fastidioso y picante; Colasa siempre utilizaba ese espeso humo para sus trabajos, pero a nosotros, aparte de hacernos toser y derramar una que otra lágrima, nos causaba gran dificultad para distinguir nuestro entorno. La cubana maliciosa sonreía enseñando sus dientes manchados por el tabaco, mientras decía:
—Ustedes están poseídos de malos vientos y demonios por eso no soportan el olor—.
Mientras con ternura nos llamaba por nuestro nombre, no dejaba de mirarnos lascivamente y con sus delgadas manos de largas uñas pintadas de negro acariciaba mis cabellos, de repente se inclinó y me dio un beso directo, chupándome la boca como si fuera una fruta madura que me dejó nervioso e impregnado de un fuerte olor a tabaco y un agradable olor a sándalo.