IDOLATRÍA DE LOS JUDÍOS



A través de la lectura de este libro, veremos cómo los judíos creían en la magia y adoraban y hacían sacrificios a diferentes "dioses" todo esto a pesar de haber sido liberados del yugo egipcio donde estuvieron cautivos por más de 400 años.
Asimismo, se resalta a un pueblo terco que a pesar de haber sido testigos de los prodigios cuando faraón se rehusaba dejarlos salir, y de ver abrirse el mar rojo para darles pasó cuando eran perseguidos. Sin embargo, tan arraigada era la idolatría egipcia que confiaban más en los dioses del paganismo que en el Dios que los había liberado. Todo eso ocurrió en fechas posteriores al éxodo e inclusive durante el viaje a través del desierto. 
Apenas Jehová había llamado al monte Sinaí a Moisés para recibir la nueva ley que regirá al pueblo israelita, en la cual el primer mandamiento indicaba no tener dioses ajenos ni adorarlos bajo ninguna circunstancia, pero Jehová le dijo a Moisés: baja ya de la montaña, porque el pueblo que sacaste de Egipto se está portando muy mal. ¡Qué pronto se han olvidado de obedecerme! Han fabricado un toro de oro, y lo están adorando. cuando bajó, vio que el pueblo y los sacerdotes adorando un becerro hecho de oro, rompió las piedras donde estaba grabada la ley que, era una ley superior; y cuando subió de nuevo, el Señor dijo a Moisés: "Te daré una ley que será como un ayo que los lleve a Cristo" era una ley ceremonial, algunos eruditos mencionan que la ley de ceremonias y ofrendas era para que en lugar de ofrendar a Dioses ajenos lo hicieran a Jehová, otros dicen que fue a la semejanza del hijo unigénito, pero a pesar de ser una ley dura y que requería el máximo sacrificio y rectitud, según nos enseñan las escrituras los hebreos anduvieron detrás de dioses ajenos. Se postraron ante los dioses paganos, sacrificaron seres humanos que frecuentemente eran niños inocentes, cometieron las aberraciones sexuales más degradantes ante Príapo y otras deidades sexuales.
No obstante, el Señor amonesta a los hijos de Israel a huir de la idolatría; les promete grandes bienes si son fieles en la observancia de sus preceptos, y anuncia los males con que serian afligidos si le faltan a la fidelidad. Sin embargo, el endurecerse después de los primeros castigos, les atraerá nuevas y mucho mayores desgracias. No obstante, la escritura dice que Dios no se cansará de herirlos hasta que confiesen sus pecados pidan perdón de sus iniquidades. Entonces se acordará de la alianza que hizo con sus padres, y les hará ver que él es el Señor su Dios.

1 comentario:

Hector R Briceno dijo...

Excelente podemos aprender preceptos reales que nos llevarán al conocimiento del Dios verdadero

BIENVENIDOS


Aluxob

A la caza de un Alux


Después de unos minutos dentro del extraño ambiente que para nosotros fueron siglos, se acercó la cubana Colasa.
Al caminar se contoneaba y pasaba su mano con gracia sobre el negro, corto y
ensortijado cabello que traía arreglado con minúsculas trenzas que brillaban de tanta vaselina y remataban en unos pequeños huesos y moños de color rojo, realzando así su aspecto de pitonisa.
Excitada por el esfuerzo que hacia al llevar a cabo su trabajo, de su morena y amplia frente le escurrían gruesas gotas de sudor; en aquel momento sin avisar, nos roció con una loción verde y olorosa.
Nos indicó que entráramos a una
habitación adornada con policromos cortinajes, en los quicios colgaban algunas cabezas de ajo y unos ramos de hierbas, en el centro del cuarto había un viejo y destartalado anafe de lámina que tenía algo que ardía y echaba un sahumerio fastidioso y picante; Colasa siempre utilizaba ese espeso humo para sus trabajos, pero a nosotros, aparte de hacernos toser y derramar una que otra lágrima, nos causaba gran dificultad para distinguir nuestro entorno. La cubana maliciosa sonreía enseñando sus dientes manchados por el tabaco, mientras decía:
—Ustedes están poseídos de malos vientos y demonios por eso no soportan el olor—.
Mientras con ternura nos llamaba por nuestro nombre, no dejaba de mirarnos lascivamente y con sus delgadas manos de largas uñas pintadas de negro acariciaba mis cabellos, de repente se inclinó y me dio un beso directo, chupándome la boca como si fuera una fruta madura que me dejó nervioso e impregnado de un fuerte olor a tabaco y un agradable olor a sándalo.