EL CULTO DE LOS ANTIGUOS GRIEGOS Y ROMANOS REPRESENTADO EN SUS MONEDAS



Debido a que en el compendio del libro se menciona como parte central la religión politeísta y pagana de los antiguos griegos y romanos mezclada en hechos históricos, bien vale la pena tratar de desmarañar el origen de tal religión y también saber en cuanto a la definición de la palabra. No es extraño que haya hombres preciados de filósofos que tratando de parecer sabios solo demuestran cierto grado de ignorancia y que no contentos con renegar todo sentimiento de religión, pretenden persuadir también a sus semejantes. Para conseguirlo, unos dicen que la religión nació de la ignorancia de las causas naturales y del temor; otros que es obra de los políticos o de los sacerdotes y la mayoría sostiene que la religión es inútil. Muchos otros se atreven a ir más adelante, sostienen que es perniciosa al género humano y causa principal de todos sus males. Sin embargo, de acuerdo con el Génesis bíblico y a la ofrenda de Abel, sabemos que la primera religión que hubo en el mundo fue el resultado de las instrucciones que Dios había dado al primer hombre al tiempo de crearlo y que le mandó trasmitirla a su posteridad; luego este sentimiento no nació de la ignorancia, ni del temor de los fenómenos de la naturaleza, ni del interés de los políticos, ni de la impostura de los sacerdotes; entonces, si la religión es un don de Dios, no puede ser inútil, ni perniciosa al género humano.

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Aluxob

A la caza de un Alux


Después de unos minutos dentro del extraño ambiente que para nosotros fueron siglos, se acercó la cubana Colasa.
Al caminar se contoneaba y pasaba su mano con gracia sobre el negro, corto y
ensortijado cabello que traía arreglado con minúsculas trenzas que brillaban de tanta vaselina y remataban en unos pequeños huesos y moños de color rojo, realzando así su aspecto de pitonisa.
Excitada por el esfuerzo que hacia al llevar a cabo su trabajo, de su morena y amplia frente le escurrían gruesas gotas de sudor; en aquel momento sin avisar, nos roció con una loción verde y olorosa.
Nos indicó que entráramos a una
habitación adornada con policromos cortinajes, en los quicios colgaban algunas cabezas de ajo y unos ramos de hierbas, en el centro del cuarto había un viejo y destartalado anafe de lámina que tenía algo que ardía y echaba un sahumerio fastidioso y picante; Colasa siempre utilizaba ese espeso humo para sus trabajos, pero a nosotros, aparte de hacernos toser y derramar una que otra lágrima, nos causaba gran dificultad para distinguir nuestro entorno. La cubana maliciosa sonreía enseñando sus dientes manchados por el tabaco, mientras decía:
—Ustedes están poseídos de malos vientos y demonios por eso no soportan el olor—.
Mientras con ternura nos llamaba por nuestro nombre, no dejaba de mirarnos lascivamente y con sus delgadas manos de largas uñas pintadas de negro acariciaba mis cabellos, de repente se inclinó y me dio un beso directo, chupándome la boca como si fuera una fruta madura que me dejó nervioso e impregnado de un fuerte olor a tabaco y un agradable olor a sándalo.